viernes, 1 de junio de 2012

Dos poemas de Juan Gelman

Juan Gelman nació en Buenos Aires en 1930. Se lo considera uno de los grandes poetas contemporáneos de habla hispana; será porque su obra se caracteriza por una búsqueda constante del lenguaje, tan íntimo y a la vez inmensamente universal. Desde siempre comprometido social y políticamente, Gelman sufrió el exilio durante la última dictadura militar por haber pertenecido al grupo Montoneros, y además, su hijo y su nuera embarazada fueron desaparecidos y luego asesinados cuando operaba el Plan Cóndor. Esta terrible experiencia sumada al desarraigo emotivo y cultural que vivió en los años del Golpe, marcó definitivamente a este gran poeta argentino, que nunca dejó de dedicarse al periodismo y escribir sobre temáticas sociales y sobre derechos humanos.

Gelman, Premio Cervantes 2007
 Actualmente reside en México junto a su segunda mujer, y esto dice acerca de un posible regreso a su país natal: "Volver, vuelvo todos los años, pero no para quedarme. La pregunta para mí no es por qué no vivo en la Argentina sino por qué vivo en México. Y la respuesta es muy simple: porque estoy enamorado de mi mujer, eso es todo". En el año 2000, la nieta de Juan Gelman (hoy, Macarena Gelman García) fue encontrada y pudo conocer su verdadera identidad y origen, recontrándose con su abuelo paterno.

Hoy les dejo dos poemas de Gelman, de su obra Gotán (1963), que me encantan. Espero que los disfruten. 



Mi Buenos Aires querido
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
 
 Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido. 

Juan Gelman y su nieta Macarena Gelman

Opiniones
Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.

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