domingo, 29 de septiembre de 2013

Tres palabras para reparar la promesa incumplida

El otro día una amiga me dice: "oye y lo de tu blog qué? se supone q ibas a escribir a diario pero no veo nada desde el día 8!" Sí, es la triste realidad. Largué un desafío y no escribí más. ¿Cómo puede ser? Fácil: la Vida. 

Me encanta escribir en el blog, me gusta la idea de el "reto de las palabras", adoro aprender cosas nuevas, pero la Vida -mi vida- me presenta situaciones en las que me toca elegir entre escribir para el blog o vivir plenamente el momento, sentir lo que siento cuando lo siento (bueno, ¿a quién no?). A veces sucede que no tengo ganas de escribir, o mejor dicho, tendría ganas (esas ganas físicas) de sentarme y escribir una entrada para el blog, pero hay emociones fuertes que me agobian, me demuelen todo deseo de expresarme por escrito. Hay veces que me siento vacía de energías, o quizás demasiado cargada con el día a día en una nueva ciudad, otro idioma, sin amigas cerca. Estoy en fase de adaptación. 


Volviendo al desafío de las palabras, para reparar el daño por la promesa incumplida, he aquí tres términos que -hasta hoy- eran desconocidos para mí. Me topé con ellos leyendo a Alfonsina Storni. Aquí les dejo las definiciones según la RAE:

IRISAR: Dicho de un cuerpo: Presentar fajas variadas o reflejos de luz, con colores semejantes a los del arco iris. 

Oh tú, que con tus manos puedes tomar mi testa
y hacerle brotar flores como un árbol en fiesta
y hacer que entre mis labios se arquee la sonrisa
como un cielo nublado que de pronto se irisa. (...)


CIENO: Lodo blando que forma depósito en ríos, y sobre todo en lagunas o en sitios bajos y húmedos.

Tu vida es un gran río, va caudalosamente.
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

Cuando creces, me arrastras y me muero en tu seno;
cuando secas, me muero poco a poco en el cieno;
pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
cuando en los días bellos vas caudalosamente.

Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras.


ESCANCIO: de "escanciar", o sea, echar el vino, servirlo en las mesas y convites o beber vino.

El mundo late; toda su armonía
la siento tan vibrante que hago mía
cuando escancio en su trova de hechicera. (...)


Debo decir que la última palabra la ignoraba completamente y es la que más me gusta de las tres. Parece ser que deriva del gótico skankjan ("servir bebida") y en España se usa especialmente para designar la acción de verter la sidra desde lo alto en el vaso para que al caer forme espuma. 

Bueno, esta vez no quiero prometer nada. Hasta la próxima, eso seguro! ;-)

domingo, 8 de septiembre de 2013

Por la noche, deshoja margaritas

Las agujas del reloj cortaban el silencio de la noche en pedacitos pequeños, fastidiosos. Tic-tac, tic-tac. Todo así, minuto tras minuto. Sus ojos abiertos, cansados y húmedos, se cerraban apenas para imaginar momentos lejanos en el tiempo. ¿Tanto tiempo había pasado? No lo creía. Ella, envejecida en sus años más jóvenes, yacía junto a él, cansado también, dormido. Miraba su piel bronceada, ya no tan joven, pero fuerte igual; ¿cuántas lágrimas mías te dormiste sin siquiera darte vuelta y preguntarme, un gesto, una caricia...? Ella se sorprendió al pensar que si hubiera tenido una margarita aquella noche, ahí en sus manos, blanca como todo lo fue al inicio, fresca y verdadera, ella habría podido saber, tener la certeza, que él la amaba. No le importaba realmente si él la seguía amando, no creía en esa concepción del amor: él la amaba o no la amaba. La quiere o no la quiere. Simple. La verdad de su destino, aquella flor le hubiera dado una pista, un indicio, alguna esperanza. Se rió, ahogando el llanto, por una estupidez tan grande. Lo cómico de la situación parecía aliviar su pena, y entonces sucedió: finalmente ella cerró sus ojos pensando que mañana sería otro día y que, como dice una amiga suya, las cosas no se resuelven en una noche (aunque...); él pareció sentir la serenidad de ella y, aún dormido, se dio vuelta, acercó su rostro al de ella y la besó, con cariño, con amor, con paz. Ella sonrió en la oscuridad, juntos se tomaron de la mano y se quedaron dormidos, cansados, felices por una noche. [Continuará]

foto google

viernes, 6 de septiembre de 2013

El desafío: desandar

Quería comenzar este desafío personal/terminológico, con un verbo que conozco, del cual entiendo el significado. ¿Por qué, entonces, ponerlo en la lista? Bueno, la razón es muy simple: si bien la conozco, esta palabra no forma parte de mi vocabulario diario, ni oral ni escrito. 

Según la RAE, desandar significa "retroceder, volver atrás". Es un verbo que deriva claramente de su contrario, "andar". Sin embargo, hay algo en este término que me hace pensar que la definición de la Real Academia se queda corta. 

definición de la RAE
¿Cómo se explican los matices terminológicos? He leído (y estudiado en la universidad) que los sinónimos totales no existen en realidad. Las palabras casa y hogar podrían ser empleadas como sinónimos y nadie tendría nada que decir al respecto. De hecho, "casa" tiene un significado bastante amplio, por ende, "hogar" forma parte del campo semántico de CASA, pero... ¿estamos seguros que podríamos utilizar "hogar" siempre para referirse a una casa? 
Una casa puede ser una vivienda, una morada, un domicilio, una residencia. ¿Y un hogar? Sí, pero nos damos cuenta de que hay algo más en este término, distinto al de casa. O mejor dicho, "casa" puede significar todo eso junto sin especificar un matiz en especial. "Hogar", en cambio, sí lo hace: hogar dulce hogar solemos decir cuando llegamos a casa después de un largo viaje o de un día poco agradable. "Hogar" en el sentido de la palabra latina lar, que eran los dioses que protegían la casa propia. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

De septiembre, regresos y novedades en el blog

Septiembre siempre lo relacioné con la primavera, las remeras mangas tres cuarto y los mates en algún parque. No sé bien cómo es eso de que uno asocia olores, texturas, gustos y sonidos a los recuerdos -¿o eso que llamamos memoria estará hecha de nuestras percepciones sensoriales tal vez? La primavera lleva diez años apareciéndoseme a fines de marzo, ya abril en todo su esplendor. Pero eso de los recuerdos de infancia te marcan, como bien sabemos. Septiembre es eso en el otro hemisferio, en mi otra mitad, en la casa de niñez, la preadolescencia exuberante, las idas y venidas. 

Regreso a estos pagos bloggeros -o bitacoreros para los amigos puristas- justo en septiembre, cuando este otro hemisferio, el boreal, se despierta de una siestita durada un verano, fugaz, raro, pero al fin verano y todo lo que eso significa. 
Extrañaba escribir, casi que había perdido la costumbre. Por eso, he pensado en volver de una manera distinta, didáctica (para mí y para quien lo desee) pero siempre respetando la esencia de BSF, que sería algo así como un lugar de encuentro para todos los que amamos la lengua española y a sus plumas más sensibles.

Se trata de un desafío personal. Todo se debe a mi reciente ingreso al estudio de la bellísima lengua francesa. Estoy dando mis primeros pasos en el francés y en su inigualable fonética, (no se preocupen, no habrá nada de galicismos en BSF!).